jueves, 5 de enero de 2012

cobardia

Me senté a esperar que tú golpees mi puerta, las arrugas llegaron y con ellas la vejez, en mi reloj todas las horas vi pasar, tantas cosas sucedieron delante de mis ojos cafés, pero yo seguía sentado, mirando, esperándote.
Golpean la puerta de nuevo y solo eras una sombra, no era a ti a quien yo esperaba, pero me dices que ella ya no podrá venir y que yo, ya no tengo más tiempo para esperarla…
Recién ahí, comprendí lo que sucedía, la vi y la deje volar, no la seguí y ella por supuesto que no volvió. Mi vida se acabo y solo supe esperar, sin hacer nada, sin siquiera salir a buscar. Me arrastras tu cruel sombra, cuyo rostro no veo, cuyo interés en mi aun no comprendo; grito, pero sonidos no salen de mi boca, me muevo, pero mi cuerpo tieso no responde…
Me despierto, y solo fue otra noche que mi corazón me implora que te vaya a buscar, que te golpee la puerta, que te robe un beso y te diga cuanto te amo. 

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